Por las sendas del grano de oro

Tesoros arqueológicos, gastronómicos e inolvidables paisajes son parte del recorrido por las comunidades de Pucarani, Puerto Pérez y Batallas, a orillas del inigualable lago Titicaca.


Texto y fotos: Svetlana Salvatierra Frontanilla

Las leyendas cuentan que los dioses andinos cuidaban de sus habitantes y les enviaron unos granos que brillaban como estrellas. La historia nos cuenta el largo recorrido de un grano de oro que se volvió sagrado y en alimento infaltable en las mesas de las culturas preincaicas que llega hasta nuestras despensas y retorna al espacio exterior en naves espaciales. Se trata de la quinua y recorrer las sendas que dejó en la cultura y la gastronomía de las comunidades del lago Titicaca se convierte hoy en una atractiva aventura para los turistas que visitan Bolivia.

Si está en La Paz, prepare una mochila, sombrero, zapatos cómodos y una cámara fotográfica para disfrutar de un paseo de dos días por las Sendas del Grano Ancestral. Esta es una iniciativa del Centro Internacional de la Quinua (CIQ) y la empresa estatal Boliviana de Turismo BOLTUR que decidieron impulsar los circuitos turísticos donde se cultiva la quinua. Uno de ellos permite al turista realizar un recorrido por Pucarani, Puerto Pérez y Batallas, donde una decena de comunidades a orillas del Titicaca abre sus puertas para mostrar sus tesoros arqueológicos, gastronómicos e inolvidables paisajes.

Un desayuno con jugo de quinua y quispiña con queso esperan al turista en Pucarani, una población a la que se llega en un par de horas desde La Paz. El menú para este tour incluye pesque, quinua batida que se acompaña con queso o con un ahogado de ají chuquisaqueño; también una sopa cremosa con papa y pescado del lugar. Para quienes desean conocer el sabor de una especia andina está el wallaque, una sopa de pescado karachi con papa y chuño sazonada con koa, unas hojas tan pequeñas como el orégano con un sabor más fuerte que el cilantro. La koa junto al incienso se utiliza en ceremonias ancestrales que celebran a la Pachamama.

En un apthapi, comida comunitaria, podrá disfrutar de una diversidad de papas andinas, ocas dulces, choclo, habas, karachis, bogas y truchas fritas. También se incluyen plátanos de cocinar y frutas que llegan de los Yungas paceños a través del trueque, una antigua práctica de intercambio que hoy tiene como medida el tamaño y peso de una canasta. Y para quien le gusta la carne está la de llama, excelente por su alto contenido de proteína y bajo colesterol; el charque de llama tostado como snack es parte de la oferta de una empresa local de Pucarani, Sumita Ltda. que tiene demanda de ese producto junto a chorizos parrilleros y embutidos de llama en supermercados de La Paz y Santa Cruz.

Además, forma parte del subsidio estatal para la lactancia materna. Y a la hora del té, las galletas, un queque esponjoso o buñuelos elaborados con harina de quinua –atractiva para personas celíacas con alergia al gluten de otras harinas– son parte de la oferta gastronómica de los municipios de Pucarani, Puerto Suárez y Batallas que apuestan por el turismo comunitario.

Así, en esta ruta el turista puede degustar de un alimento que está en el espacio exterior: “Hoy comeré ensalada de quinua con caballa a bordo de la Estación Espacial Internacional”, señalaba la astronauta y protagonista de la segunda misión de larga duración de la Agencia Espacial Italiana, Samantha Cristoforetti, según registros en el sitio web de la FAO, mientras que los medios españoles difundieron el menú con una “sorpresa de quinoa real con verduritas y pasta fresca”, un deseo de la reina consorte Sofía de Grecia para un banquete real. En Bolivia es parte de la alimentación diaria en las comunidades donde se cultiva y cada vez más es un alimento nutritivo que llega a los restaurantes con estrellas Michelin por su versatilidad en preparaciones de alimentos salados y dulces.

Y entre comidas el turista disfruta de los escarpados paisajes que rodean al lago Titicaca. Luego del desayuno en Pucarani el tour lleva hacia Cumana, una península en el Lago Menor. Esta es una parada conocida por los fieles católicos que durante el feriado de Semana Santa viajan a pie desde La Paz hasta el Santuario de la Virgen de Copacabana.

El azul del lago más alto del mundo se divisa desde Pata Patani. Y es momento de conocer a Tani en el Museo de Investigaciones Arqueológicas en Taramaya. El chullpar fue hallado en 2002. Se trata de una mujer de unos 30 años enterrada con un ajuar funerario del cual se han logrado recuperar varios objetos. Las investigaciones la sitúan en el periodo cultural Intermedio Tardío entre 1.200 y 1.400 después de Cristo. Don Emeterio Moya, un guía turístico de la comunidad, le contará los detalles de cómo fue encontrada la chullpa de Tani y las tradiciones funerarias de los señoríos aymaras de Pacajes. Un paseo por senderos prehispánicos es parte del atractivo del lugar.

Unos 20 minutos después se llega a Quehuaya donde un nuevo museo se construye para mostrar las piezas arqueológicas, principalmente cerámicas, que se van hallando en los alrededores del Titicaca. Allí destacan las artesanías realizadas en totora, una planta acuática típica del lugar. Don Isaac Callisaya, artesano y guía de turismo local cuenta que mantienen la tradición de construir balsas de totora para paseos de turistas a pesar de que los botes con modernos motores las han ido desplazando para el transporte en el lago.

La delicada cestería hecha con totora es realizada también por las mujeres. Y el turista que disfruta de decorar su casa con cestas para dar un vínculo con lo natural tiene una variedad a precios accesibles en la pequeña comunidad. Sin embargo, los tejidos andinos son los que despiertan la atención por sus vivos colores en telares artesanales y observan cómo se obtiene el hilo de los vellones de lana de oveja o de llama. Una frazada o manta andina puede valer unos 500 bolivianos ($us 70) puesto que su valor reside en un trabajo de tres meses desde la obtención de la fibra, pasando por el teñido natural del hilo con plantas del lugar hasta el tejido realizado por manos expertas.

Durante el recorrido se puede adquirir productos artesanales. Los tejidos son muy solicitados,

Un albergue turístico cuenta con cinco habitaciones, todas con baño privado, y es una alternativa para pasar la noche y disfrutar de una noche llena de estrellas reflejada en el lago, claro si el clima no lo impide. Y al día siguiente puede pasear por Kala Uta o Casa de Piedra donde se puede admirar una veintena de chullpares, torres funerarias de plantas rectangulares con alturas de tres metros.

Si le gusta remar puede convencer al balsero para que le permita recorrer los canales, en medio de totorales, para llegar hasta la Isla Parití, que en 2004 fue declarada Patrimonio Nacional. Es la isla del tesoro de la cultura Tiwanacu. Las primeras excavaciones datan de principios del siglo XX. Luego, en el siglo XXI, un grupo de investigadores, entre ellos el boliviano Jedú Sagárnaga y el finlandés Antti Korposaari hallaron una importante colección de más de 300 cerámicas. El misterio continúa pero las piezas corresponden a los años 500 al 900 antes de Cristo. En el museo de la isla se puede observar kerus, vasijas y estatuas con representaciones de seres mitológicos como serpientes con cabeza de felinos.

De retorno a tierra firme, en verano, se puede observar a orillas del lago las diferentes tonalidades de verdes de los cultivos de quinua, papa, ocas, cañahua, amaranto y otros cereales andinos. Dejando atrás a las comunidades de Puerto Pérez se llega al municipio de Batallas donde se ha construido un mirador para disfrutar de la imponente Cordillera Real, donde resalta la majestuosidad del Illimani y el Huayna Potosí.

A pocos metros están las pinturas rupestres, cuya investigación podrá señalar a qué época prehispánica corresponden. Sobre las rocas se observan figuras pintadas con colores rojos. Sin embargo, las autoridades lamentan que gente inescrupulosa haya pintado textos encima de algunas de ellas destruyendo el valor histórico que representan.

Un poco de trekking por los alrededores, aprender a manejar la arcilla para modelar su vasija u optar por un paseo por los nevados son parte de la agenda turística. Claro que si decide ir al nevado Chachacomani su estadía se amplia y necesitará ropa adecuada para alta montaña y equipo especializado para escalar en roca y nieve y un estado físico para una caminata de unas seis horas. BOLTUR es la agencia estatal que se ocupará de los contactos para su visita por las Sendas del Grano Ancestral o llegar hasta los nevados.

En los atardeceres del verano, mientras se va dejando atrás al lago Titicaca, se pueden observar en todo su esplendor los rayos que anuncian la cercanía de una fuerte lluvia. Una suave llovizna nocturna recibe al turista cuando llega a La Paz.


Si te interesa realizar este recorrido, consulta a BOLTUR  Plaza Murillo, Nº 551 (acera opuesta al congreso)- Ciudad La Paz, La Paz, Bolivia  Cómo llegar 

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