Texto: Gabriela Tavera Forgues /  Bióloga conservacionista –  Fotos: Gina Muñoz y Rubén Dario Azogue 

¿Por qué está ahí durmiendo, papá? ¡Qué se despierte!-

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Foto: Rubén Darío Azogue

Tras la petición de la niña que bordea los ocho años el padre se aproxima a la jaula, llega solo hasta la baranda metálica sobre la que se apoya y es la que le impide acercarse del todo al área de encierro del animal. La distancia no es significativa, con solo estirar el brazo alcanzaría la jaula, pero ese no es su objetivo, lo que quiere es satisfacer la demanda de su hija y hacer que el animal despierte. Toma la botella de agua de medio litro vacía que lleva en la mano y comienza a golpear la baranda enérgica y arrítmicamente, no una si no varias veces.

Bam, bam – ¡Tigre! –

Bam, bam, bam – ¡Tigre! –

Bam, bam, bam, bam, bam – ¡Eh, tigre! –

El animal que yace sobre la superficie del suelo encementado, rendido por el calor abrazador de las tres de la tarde, hace un pequeñísimo movimiento de cabeza, sí, un movimiento que no llega a ser un giro y con ese leve movimiento sin siquiera levantar la cara del piso abre los ojos, mira algo, casi sin mirar nada, bate la cola en dos latigazos y ese es todo el espectáculo que le regala a la niña, acto seguido cierra los ojos para continuar con su inercia. La visita dura cuatro segundos y concluye con un decepcionado padre sugiriendo en tono enérgico

-¡Bah, no hace nada, mejor vamos a ver ese otro!-

Pero el animal que acaba de observar esa niña no es un “tigre”, está lejos de serlo y si bien es comúnmente conocido en muchas zonas rurales con el nombre  de tigre, el enorme gato que ella vio es un jaguar, el felino más grande que existe en el continente americano.

Foto: Rubén Darío Azogue
Foto: Rubén Darío Azogue

Desde tiempos ancestrales el jaguar fue considerado un animal totémico, místico, poderoso, además de sagrado, venerado por todas las culturas de tribus indígenas y civilizaciones que existieron en América desde antes de la llegada de los  españoles. Históricamente el jaguar y los miembros de su especie podían encontrarse desde el sur de Estados Unidos hasta el centro de Argentina y Uruguay, convirtiéndose en un símbolo representativo presente en todas las formas de arte precolombinas desde las olmecas, aztecas y mayas hasta las tiwanacotas, en pinturas, grabados cerámicos, tejidos y arte lítico.

El culto al felino convirtió al jaguar en un animal de gran importancia puesto que se le atribuían fuerzas sobrenaturales además de cualidades espirituales. Se le asoció siempre con virtudes como la agilidad y la fuerza del guerrero, el guerrero a su vez necesitaba convertirse en jaguar para vencer a sus enemigos. Casi en todas las culturas, desde la Nación Guaraní al sur hasta la civilización azteca en México, han aparecido a lo largo de la historia relatos de transformaciones de hombres en fieras y de fieras en hombres y la fiera elegida por excelencia ha sido siempre el jaguar. Portar una piel de jaguar era una distinción de honor y un símbolo de poder, puesto que simbolizaba el triunfo de una danza con la muerte ejecutada cuerpo a cuerpo entre el cazador y la fiera.


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En la cultura maya, civilización desarrollada en gran parte de Mesoamérica, el reino del jaguar se consideró el lugar donde se controlaban las fuerzas cósmicas del día y la noche, la fiera representaba la fuerza divina y el dominio sobre todo aquello encontrado entre el cielo y la tierra. El dios Sol se transformaba en jaguar para poder viajar durante la noche por el mundo de los muertos, luchaba contra Xibalba en el inframundo, venciéndolo y retornando una vez más al amanecer al mundo de los vivos, de ahí la base amarilla del pelaje del felino sobre el cual las manchas negras a manera de rosetas y punteadas de color negro representan las estrellas.

Foto: Rubén Darío Azogue
Foto: Rubén Darío Azogue

Aquella tarde de calor intenso cuando de manera excepcional la ciudad fue asotada por una ola de calor insoportable presumiblemente a consecuencia del Fenómeno de El Niño y el termómetro llegó a marcar 41º de temperatura,  esa niña no observó ni llegó a tener conocimiento de ninguno de los aspectos grandiosos que rodean al jaguar. Nadie le contó las historias míticas que se comparten en algunas culturas hasta el día de hoy, nadie le habló de la biología o ecología del felino y ni siquiera alguien le dijo que ese animal no se llama tigre. Ella solo miró de pasada un gran gato amarillo con motas de color negro, el cual no pudo desarrollar ningún acto circense para su entretenimiento, echado en el suelo de cemento dentro de una prisión  de aproximadamente 7 x 10 metros en el “Zoológico Municipal de Fauna Sudamericana Noel Kempff Mercado“ de Santa Cruz de la Sierra-Bolivia, donde en la parte frontal de la jaula como bienvenida  puede verse un letrero amarillo sobre el cual resalta en grandes letras azules el nombre de “TESORO“.

Catorce años atrás entre junio y julio de 2002 el experimentado ganadero Don Juan Ramón Talavera de 70 años, quien hacía 24 años criaba ganado en la propiedad “El Tesoro”,  a 82 kilómetros al sudeste de la ciudad de Santa Cruz, comenzaba a tener problemas con un felino grande que iba dando fin a sus novillos uno tras otro. Por alguna razón en aquella ocasión Talavera no optó por el camino corto y más frecuentemente usado por los ganaderos para resolver los conflictos con depredadores, el exterminio directo de la fiera-problema.

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Don Juan Ramón invirtió su ingenio para capturar al animal con vida, también invirtió recursos económicos propios y mandó fabricar una jaula que le costó  600 dólares según los datos publicados por la prensa de la época. Talavera cebó la jaula con un cerdo y esperó pacientemente a su contrincante. Cuarenta y tres días más tarde, el 28 de agosto el gran gato de 150Kg y casi dos metros de largo quedó capturado en la trampa que había sido estratégicamente construida por Talavera.

Lo primero que pasó por la cabeza de Don Juan Ramón fue que el animal era un peligro para él, para su familia y evidentemente para sus cabezas de ganado, las cuales según los datos ya alcanzaban el número de 50 pérdidas. Sin tener mucha noción de qué hacer con el animal, Talavera decidió donarlo al Zoológico Municipal de Fauna Sudamericana Noel Kempff Mercado y fue entonces que se le dio al jaguar el mismo nombre de la propiedad donde fue capturado “TESORO”.

La noticia del jaguar Tesoro fue cubierta por diferentes medios de comunicación que tomaron interés por el animal. El año 2002 el uso del internet aún era incipiente en Bolivia y las redes sociales no existían, por lo que el alcance de la noticia fue más un revuelo local que otra cosa. A pesar de esto Tesoro llegó a llamar la atención de organismos internacionales quienes incluso mostraron interés en apoyar con las medidas que fueran necesarias para mantener al jaguar con vida. Lo que no se sabía hasta ese momento es que Tesoro sacaría a la luz y  pondría en evidencia una serie de vacíos legales y problemáticas ambientales por las que atravesaba nuestra sociedad, nuestra ciudad y nuestro país en aquel entonces. ¿En aquél entonces?

TESORO y el cautiverio

Foto: Gina Muñoz
Foto: Gina Muñoz

Es enero de 2016, me acerco a la jaula, observo. Tesoro espía desde adentro de su cueva, son las 15:40 hrs y él decide salir desde su refugio al fondo del recinto. Camina. Una… dos… tres… cuatro. Da cuatro zancadas cansadas, jadea, tiene la mirada perdida que pareciera ser la mirada vacía de la resignación. Gira. Una…dos…tres…cuatro, gira.

15:46: Bosteza

15:47: Se acuesta

15:54:

Le hace calor puej! A ver ¿a vos te va a gustar estar así encerrado?- Joven de veintitantos cargando uno de sus tres hijos en brazos, a su esposa.

16:03: Otra pareja se acerca a la jaula, jóvenes, sin hijos.

Ella: -¡Bah, molestalo vos, a mí no me hizo nada!

Él: – Ya, ya…

Ella: – Debería cavar para salir, esto no puede ser tan profundo. Hermoso, sos hermoso. – mientras se dirige al animal acostado – ¡Vamonos, qué voy a aguantar yo estar así encerrada!

16: 46: El gran jaguar no se ha movido.

14 años después de su captura, no hay ninguna esperanza de ser insertado a su hábitat natural.  Actualmente Tesoro distribuye todas su actividades diarias en un espacio de aproximadamente 70 metros cuadrados, cerrado hasta el cielo por barrotes. Se levanta, camina, salta, recibe una serie de insultos entre algunas expresiones de admiración de la gente que lo observa. Come, hace sus necesidades y una vez más vuelve a dormir en el mismo sitio.

En vida silvestre, salvaje, libre un jaguar macho adulto recorre un promedio de 10Km diarios. El territorio en el que se desenvuelve el felino va desde 80 hasta 1000Km2. Sí, no es error, usted leyó bien, de ochenta a mil kilómetros cuadrados. Es decir, un área que mínimamente abarcaría el tamaño de 1000 canchas de fútbol distribuidas en diferentes tipos de hábitats o entornos entre ríos, montañas, selvas, playas, sabanas, ‘curichis’ y varios otros etcéteras. Lo cual quiere decir, que el espacio al que se redujo el hogar de Tesoro de lejos no llega a alcanzar ni siquiera al 1% del área en la que viviría si fuese un animal libre, de hecho como alguna vez lo fue. Aún asi, el espacio con el que cuenta es mayor que aquél en el que se encuentran sus congéneres, “huéspedes“ anónimos del zoológico municipal.

Tesoro se levanta y camina, yo camino a su lado desde afuera de la jaula. 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 giro 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7 giro. Siete pasos míos son cuatro zancadas suyas. 1, 2, 3, 4 gira 1, 2, 3, 4 gira. 1, 2, 3, 4 gira 1, 2, 3 ,4 gira. Ha pasado media hora, han pasado 14 años.

14 años después de su captura, no hay ninguna esperanza de ser insertado a su hábitat natural.

 

El 01 de septiembre de 2002, tres días después de su captura, el periódico El Deber publicaba una nota en la que se anunció que existían tres alternativas para mantener con vida al jaguar. Por debajo del titular principal en letras de menor tamaño puede leerse: “Sacrificio. La eutanasia puede ser una medida extrema”. Y es que en las declaraciones del entonces director del zoológico municipal Rodolfo Laurinavicius, la eutanasia era considerada como una alternativa muy real.

“Lo vamos a tener 40 días, las autoridades de la dirección de Biodiversidad de la Prefectura son responsables de su futuro. Si no encuentran una solución lo vamos a sacrificar porque es una pena que viva encerrado en una jaula de cuatro metros de largo por dos de ancho. No pienso tenerlo como a estos otros, se engordan y no cumplen una función didáctica. Me cansé de pedir dinero para construir una jaula grande, pero ni la Alcaldía ni las empresas petroleras me dieron importancia” denunciaba Laurinavicius y hacía referencia a otros individuos de la misma especie que ya residían en el centro de custodia.

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Al prestar atención los medios de comunicación a la historia, Tesoro puso ante la mirada pública, el problema de sobre población por el que atravesaba el zoológico. El director del centro de custodia informó reiteradamente que no se contaba con las condiciones necesarias para albergar al jaguar de forma definitiva en el recinto y que otorgaba un plazo máximo de cuarenta días para que las autoridades encargadas decidieran cuál sería su destino final. Lo que sí  ponía a disposición era el área de cuarentena con la que contaba el zoológico para que el animal tuviera una disposición temporal y recibiera las atenciones veterinarias que requiriese.

Las declaraciones de Laurinavicius podrían sonar descabelladas ¡cómo pensar en sacrificar al animal que tanto había costado mantener con vida! Sin embargo, si se siguen la serie de imágenes y fotografías que fueron publicadas el 2002 en la prensa escrita, si se leen las declaraciones de distintas autoridades y si se escuchan los testimonios de quienes tuvieron contacto directo con el animal, las palabras del director del zoológico hasta parecieran encapsular un sentimiento lamentablemente humanitario en su contenido.

20160222_152954La imagen que acompaña la nota del 01 de septiembre es una fotografía plasmada por Andres Unterladstaetter en la que puede apreciarse al jaguar rugiendo ferozmente detrás de una reja de formas romboides. Casi puede escucharse el bramido del animal que se encuentra con las fauces abiertas, la mirada desafiante y las orejas tiradas para atrás. Es muy notorio que no le gusta estar donde está y que su intención era demostrarlo así.

En las notas que saldrían ese día y en los días posteriores se hizo énfasis en la furia demostrada por Tesoro al encontrarse en cautiverio, el animal no paraba de rugir se mantenía alerta a todas horas, no comía y comenzaba a hacerse daño en las patas y las mandíbulas por la fuerza que imprimía en sus intentos por escapar de la jaula. Era claro que las medidas a tomarse no podrían esperar cuarenta días, se requerían soluciones inmediatas pues la salud de Tesoro se deterioraba cada día que pasaba en el encierro.

Y es que claro, no hablamos de un gato doméstico recién trasladado, si no de 150 kilos de energía contenida, en una pequeña cajita. Hoy en día, existen estudios científicos que demuestran que los desbalances químicos que presentan animales sometidos a estrés prolongado son comparables a aquellos identificados en pacientes que sufren desórdenes mentales que derivan en condiciones psiquiátricas. Por tanto, tal como declarara un par de días más tarde Marcelino Apurani, director del departamento de Asuntos Indígenas y Pueblos Originarios de Santa Cruz, cuando anunciaba que se tenía previsto el traslado de Tesoro al Parque Nacional Kaa Iya el 05 de septiembre “esperar 40 días sería condenarlo a la muerte porque no lo soportaría”.

La primera vez que vi a Tesoro fue increíble, era un animal tan hermoso. Ahí me enamoré de los jaguares. Yo nunca había visto un jaguar en mi vida, pero definitivamente me enamoré. En su mirada descubrí el verde que lo extrañaba, era un animal altivo. ¡Dueño y amo de la selva! A partir de ahí decidí hacerme voluntaria en el zoológico y comenzar a conocer más acerca de los jaguares – Gina Muñoz fotógrafa y activista ambiental.
¡Ese animal! ¡Ese animal era… era realmente imponente, una verdadera fiera, majestuoso! Él era distinto, desde la primera vez que yo lo vi quedé e-n-a-m-o-r-a-d-a de Tesoro – Lorena Kempff, directora ejecutiva de la Fundación Noel Kempff Mercado.

Ese jaguar era un animal PRE-CIO-SO. Recuerdo que su pelaje era amarillo-anaranjado intenso, contrario al color despintado de los jaguares del zoo. Estaba en un excelente estado físico, tipo robusto, no gordo como los otros jaguares del zoológico – Leonardo Maffei Coordinador de Investigaciones del Programa de Conservación de Jaguares de Wildlife Conservation Society (WCS).
¿Tesoro? ¡Ése era una bestia! No era como lo que yo había visto hasta ese momento, algún gato grande de circo o uno de los tigres del zoológico que uno los veía gordos, fofos medio cansados. Este era enorme, no paraba de caminar, tenía todos los músculos marcados – hace un gesto como remangando una ancha camisa invisible – A ese bicho no le importaba nada, mordía la jaula con una fuerza increíble. ¡Ése, ese sí que era diferente…! – Palabras de mi hermano cuando le pregunto ¿vos te acordás la primera vez que viste a Tesoro?

Definitivamente Tesoro no pasaba desapercibido.

Tesoro y su búsqueda de hogar

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El Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Kaa Iya del Gran Chaco con sus más de 34.000 Km2 parecía ser la mejor opción para liberar a Tesoro en la naturaleza, donde volvería a su ansiada libertad. El 6 de septiembre de 2002 la tormenta parecía escampar y el panorama para el jaguar vislumbraba luz en el horizonte cuando se suscribía un acta entre el Prefecto del Departamento, Mario Justiniano, y el Director del Parque de aquél entonces, José Ávila. El documento firmado en presencia del Director del zoológico, miembros de la Capitanía del Alto y Bajo Izozog del Gran Chaco y la Petrolera Gas Trans Bolivia acordaba el traslado y liberación del felino dentro del área protegida.

La organización no gubernamental WCS colocaría un collar de rastreo al animal, a través del cual se realizaría su seguimiento y se obtendrían valiosos datos que aportarían tanto al conocimiento de la especie como al monitoreo del éxito de la operación. Tesoro se convertiría en un verdadero tesoro para el mundo de la conservación y se estableció un periodo de una semana para ultimar detalles de la planificación logística del traslado. Al momento, Laurinavicius informaba que después de siete días de cautiverio el jaguar finalmente había logrado alimentarse y se encontraba reaccionando de manera favorable a los medicamentos que se le proporcionaban en el área de cuarentena del zoológico.

Pero el 13 de septiembre del mismo año, fecha en la que se esperaba realizar el traslado del “tigre de Talavera“, la historia nuevamente tomaría otro rumbo. Tras un foro llevado a cabo el 11 del mismo mes, organizado por el diario El Deber y el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), en el que participaron especialistas, autoridades y ganaderos del sector privado se constató una vez más nuestro incipiente conocimiento en materia de reglamentación y conservación de fauna.

El Servicio Nacional de Áreas Protegidas (SERNAP) tenía como norma establecida no permitir el ingreso de animales foráneos dentro de ninguna de las áreas protegidas del país, por el riesgo que éstos representaban para la fauna local. Cuando se trasloca un animal o planta de un lugar a otro, éste podría actuar como reservorio de enfermedades, bacterias o parásitos que podrían contagiar a las especies del ecosistema receptor en caso de no contar con el sistema inmunológico apropiado. Se constató el “vacío legal“ que impedía la inserción del animal dentro del parque y así la posibilidad de que el jaguar fuese llevado allí terminó por ser desestimada.

Veinte días después de su captura, el 17 de septiembre el director de Recursos Humanos y Medio Ambiente de la prefectura del departamento, Freddy Boland anunciaba que el felino sería entregado a la Fundación Vida Silvestre para que fuese destinado a un predio elegido por esa institución. La medida no fue bien recibida por la opinión pública puesto que, según lo reportado por los medios, en aquél momento el director de la mencionada Fundación tenía procesos pendientes por maltrato de animales silvestres.

Actualmente Tesoro distribuye todas su actividades diarias en un espacio de aproximadamente 70 metros cuadrados, cerrado hasta el cielo por barrotes.

A pesar de esto, apremiaba proporcionar al felino un espacio mayor al de 4 x 2 metros ofrecido por el zoológico, las imágenes en la prensa mostraban un Tesoro herido y cansado en una pequeña jaula del zoológico municipal. Dos días después el animal fue sedado para ser traladado al predio privado perteneciente a un ciudadano austriaco de nombre Gerardo Hebert Weiz cerca a la comunidad de Warnes, a 40 Km al norte de la ciudad.

Sin embargo, Tesoro sufrió una serie de percances en el camino, entre ellos un prolongado retraso en la hora de su partida desde el zoológico, una parada inesperada en un criadero de ovejeros alemanes “Vom Tigerhaus” donde la directora de la Fundación Vida Silvestre, Ruby Sanjinés, informó a la comitiva la noticia de que allí debía bañarse al animal, desinfectarse y se le tomarían muestras de sangre. Al mismo tiempo informaba que el animal no sería trasladado a destino final ese mismo día si no al día siguiente, hecho que generó una serie de susceptibilidades entre los periodistas y la encargada del departamento de Recursos Naturales y Ordenamiento Territorial,  Estela Barbato, por lo que finalmente se continuó con el traslado del animal hasta el terreno del austriaco.

Una vez en el lugar la comitiva fue detenida por un casero quien indicó que se tenía la orden de no permitir el ingreso de periodistas, únicamente personal de la Prefectura y la Fundación. A pesar de cumplirse la orden, por lapso de una hora en la cual Tesoro yacía dopado en la parte trasera de una camioneta cubierta con una lona al calor del día, nadie salió a recibir al animal. Hecho que nuevamente despertó la desconfianza de Barbato e hizo que ésta tome la decisión de retornar con el animal al zoológico.

Finalmente se decidió entonces que el animal debía permanecer en el lugar en el que había ido a parar en primer lugar después de que Talavera lo capturara, al Zoológico Municipal de Fauna Sudamericana Noel Kempff Mercado en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra Bolivia. En aquella fecha se prometió construir con fondos de empresas privadas, una jaula adecuada para albergar a Tesoro y cuatro grandes felinos adicionales. Según el diseño anunciado, la jaula abarcaría un área de 114m2, tendría un costo aproximado de 15.000 dólares americanos y su construcción tardaría de uno a dos meses.

Se promovería un proyecto de Ley para reinserción y la elaboración de protocolos para la manipulación de animales silvestres. La idea pasaba por subsanar todos los problemas por los cuales había pasado Tesoro para garantizar que esto no volviera a suceder.

Hasta el día de hoy no existe ninguna Ley que hable acerca de reinserción de especies que garantice la provisión de fondos para tareas de esta envergadura, no se tiene un cuerpo de contención de emergencias para con animales silvestres, no se cuenta con protocolos de manipulación legalmente establecidos y la jaula nunca se construyó.

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El año 2005 una nueva esperanza se abría para Tesorito, la Fundación Noel Kempff Mercado con el propósito de aportar al bienestar de los animales del zoológico, apoyó la gestión para que cuatro jaguares americanos vayan al Programa de Supervivencia de Especies, Jaguar SSP a zoológicos de Estados Unidos: Houston Zoo, Fort Worth Zoo y Woodland Park Zoo. De esta manera se aliviaba el problema de sobrepoblación de jaguares por el que atravesaba el zoológico y por primera vez Bolivia participaba en un programa de supervivencia de animales autorizado por la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Tesoro era un digno aspirante a uno de esos cupos. Personal de la comisión asignada por la UICN llegó a Bolivia a realizar la evaluación correspondiente de los individuos que serían relocalizados y fue entonces que un análisis de salubridad dio como resultado Virus de Inmunodeficiencia Felina positivo, VIF(+) para Tesoro. El VIF es el equivalente en gatos al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) en nuestra especie.

Esta condición identificada para el jaguar lo inhabilitaba como candidato para insertarse en el programa, terminando con la última esperanza del animal de mejorar sus condiciones de cautiverio. Otros cuatro individuos fueron seleccionados, Tesoro había perdido la batalla y desde el 28 de agosto de 2002 nunca más supo lo que era la libertad ni contar con una condición de cautiverio digna de su estirpe. Definitivamente se quedó y el zoológico se convirtió en su nuevo hogar. Un par de meses más tarde se repetirían las pruebas para evaluar la condición de salud de Tesoro y se descubriría que la primera prueba había salido errada dando un falso positivo. El jaguar estaba sano.

Fue por algo que Tesoro se terminó quedando… – recuerda Lorena Kempff con cierta nostalgia.

La noticia al igual que la cobertura de la historia se diluyó en el tiempo, los rugidos de la fiera fueron a dar a oídos sordos y Tesoro en su cautiverio terminó transitando por un proceso de adaptación o quebranto que por último lo dejó mudo, no por algún problema fisiológico si no porque simplemente la queja dejó de tener sentido.

Con respecto a la condición de salud actual del jaguar, Marcelo Ruiz,  director del Zoológico Municipal desde la gestión 2014 comenta:

Hubo un error en la prueba. Tesoro no tiene VIF, él goza de perfectas condiciones de salud. Salvo por una lesión en uno de sus dientes, el cual se dañó cuando lo capturaron, lesión que es constantemente monitoreada y atendida…él goza de muy buena salud – se reacomoda en el sillón de su oficina y continúa – Eso sí, Tesoro es nuestro huésped más antiguo, él ya está por sobre los 20 años de edad, ya ha sobrepasado la expectativa de vida de un jaguar en vida silvestre y ésta es una condición que ya debe ser reportada a la Gobernación –

Hubo un error en la prueba. Tesoro no tiene VIF, él goza de perfectas condiciones de salud.

El Zoológico Municipal Noel Kempff Mercado y la conservación de especies

Actualmente el zoológico cuenta con un Plan de Manejo aprobado por la Gobernación y la Dirección General de Biodiversidad – comenta Marcelo Ruiz. – Este Plan de Manejo está basado en cuatro pilares fundamentales, la educación, la conservación, la investigación y bueno por supuesto el entretenimiento ya que es un espacio de esparcimiento para la población.

¿Cómo funciona su programa de educación?

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-El programa de educación trabaja actualmente promoviendo una serie de visitas guiadas para diferentes unidades educativas del municipio. Estas visitas guiadas son realizadas con personal previamente capacitado. La idea es que a su vez las personas que participan se conviertan en capacitadores.

¿Con cuántas unidades educativas se ha trabajado hasta el momento?

Ruiz consulta en su computadora.

El dato exacto no lo tengo en este momento, pero son aproximadamente 800 unidades educativas desde el 2014 a la fecha.

El número suena interesante, tomando en cuenta que cada visita debe de contar con un buen grupo de alumnos. Esto quiere decir que el alcance del programa es bastante considerable. Sin embargo, no deja de rondar mi mente la imagen de la niña que aquella calurosa tarde demandaba a su padre en la jaula de Tesoro “¿Por qué está ahí durmiendo, papá? ¡Qué se despierte!” y me pongo a pensar que si bien el zoológico actualmente organiza visitas guiadas, existe aún un buen número de visitantes que no reciben un tour guiado cuando visitan el recinto. ¿Qué impresión se llevan ellos? ¿Qué información obtienen?

Pido entonces la ayuda de Fabiana, una niña de diez años, que ha accedido a que la acompañe en un recorrido por el zoológico, en el que ella describirá con sus propias palabras sus observaciones e inquietudes a medida que realiza la visita. Quiero entender el zoológico a través de su mirada y entonces un sábado por la mañana comenzamos el recorrido, no guiado.

¡Qué bonita fuente! – lo primero que Fabiana observa es la fuente de la entrada en la que se ven dos jaguares de los cuales emana agua por la boca- Lo único que le veo de raro es que la cola de uno de los tigres está verde, ah y que a este le faltan los dientes de abajo-

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La fuente tiene ya sus buenos años, está allí desde que el zoológico fue abierto en 1979 cuando fue inaugurado por su fundador el Profesor Noel Kempff Mercado. Cuando llevamos seis minutos de recorrido y estamos frente a una de las jaulas de loros la pequeña comenta:

¡Qué bonitos pajaritos! Pero… ¿Te digo qué cosa no es que me guste mucho del zoológico? O sea, si es bueno que las personas conozcan y vean las especies, pero o sea no me gusta mucho que estén así… encerradas. O sea me parece bien, pero al mismo tiempo me parece mal.

Cuando terminamos la primera parte del recorrido resume:

Han estado muy bonitos los pajaritos y la ardillita. ¿Te imaginas los mini huesos que deben tener los monitos? Nunca había visto un puerco espín. Creo que es la primera vez que veo un puerco espín. Puede que lo haya visto antes, pero no me acuerdo. En la tele solo sale una bolita con pinchitos no más.
Bajamos entonces las gradas que producen el desnivel que conduce hacia la laguna donde actualmente están los monos, también es el área donde se encuentra la jaula de Tesoro.

¡Qué bonito! ¡Qué grandes patas! – se queda perpleja ante la presencia de Tesoro.

Foto: Rubén Darío Azogue
Foto: Rubén Darío Azogue

¿Acá qué ves Fabiana?
Veo un tigre – Se hace para atrás y lee un gran letrero al lado de la jaula- No es un tigre ¡Es un jaguar! – y me mira admirada – Todas sus manchitas tienen un puntito negro en el centro, dos puntitos, varios puntitos y en las patas tiene como rayas y tiene como manchitas. A mí me daría miedo entrar ahí a darle comida.

¿Por qué?
¡Porque es un jaguar! – chilla como diciéndome que la respuesta es obvia y continúa – Aunque deberían hacerle una jaula más grande porque esta está como chica. Le dan un espacio más grande a la llama que a él.

Cuando hago la misma observación referida al tamaño de la jaula de Tesoro, al director del zoológico en su despacho, me contesta:  Es con lo que cuenta el zoológico, no hay más. Cómo usted sabrá recientemente se ha aprobado una Ley para el traslado del zoológico, para poder mejorar las condiciones de todos nuestros huéspedes.

De Tesoro y los jaguares – le digo.

¡De todos nuestros huéspedes! – me responde enfáticamente Ruiz.

Hay que tener cuidado con el tamaño – comenta Lorena Kempff – No siempre se trata de tener más espacio, la importancia está en el manejo, el manejo que se le da al centro de custodia y al espacio con el que se cuenta. Se tiene que tomar en cuenta el bienestar físico y psicológico de cada una de las especies- Hace una pausa y luego continúa – Hay zoológicos que son muy pequeños que cuentan con recintos que permiten la rotación de mamíferos a otros recintos para estimular su capacidades olfativas, para que tengan experiencias similares a las que tendrían en su propio hábitat – Se entusiasma y sigue – Por ejemplo el zoológico de Barranquilla, es diminuto, tiene 1,5 ha cuenta con una colección de fauna adecuada y es una verdadera joyita.

Nos sentamos a descansar con Fabiana frente a la laguna de los monos y después de unos minutos de charla me comenta:

Si da pena que los animales estén encerrados. Es lo que justamente te dije al principio. Está bien pero al mismo tiempo está mal y a veces las personas no reflexionan sobre eso – Se queda mirando un mono haciendo monerías y luego continúa- Deberían agarrar solo uno o dos animales, como por ejemplo esas tortugas que vimos, habían un montón. Deberían tener unas dos o tres y con eso era suficiente, eso deberían pensarlo desde el principio, porque luego esos animales ya no pueden volver a la selva.

La columna vertebral de un zoológico es su plan de colecta. Cada individuo debe cumplir una función específica, cada animal debe tener un objetivo que justifique su cautiverio – explica Lorena Kempff y pone énfasis en cada una de las palabras que utiliza- Si no, no tiene sentido. No se trata tampoco de tener un montón de especies, ni un montón de animales – agita las manos como intentando agarrar algo que hubiera salido de una piñata invisible –. Se debe seleccionar cuidadosamente qué es lo que se quiere mostrar y para qué.

¿Es esta la visión que tenía el Profesor Noel Kempff Mercado al fundar el zoológico municipal?– me atrevo a preguntarle indagando un poco acerca de la visión de su padre.

Él quería que la gente conociera nuestros recursos naturales, los apreciara, los respetara y sobre todo los v-a-l-o-r-a-r-a – pone un énfasis particular en esta última palabra – En esos tiempos no teníamos la tecnología de hoy en día y aún así con sus estudios él ya afirmaba que la depredación de los bosques en aquél entonces y durante los útlimos quince años había tenido un impacto peor que en los anteriores 200 años- Lorena toma aire y continúa – La visión de él delimitaba lo que debía claramente mostrarse en el zoológico que era lo local, por eso delimitó el zoológico al neotrópico de una manera muy clara – dibuja con las manos un cuadrado imaginario- Para él el zoológico tenía una estrecha relación con la conservación de los bosques, tenía que ir estrechamente vinculado con programas de conservación en campo – en este momento coloca una mano sobre la otra a manera de un fuerte enlace – Fue por la creación del zoológico que se llamó la atención de la comunidad científica internacional y fue ahí que se organizó la expedición a Huanchaca. Así de importante era la visión y el objetivo, si no el zoológico no tenía sentido – percibo cierta nostalgia en su voz y concluye – Lastimosamente el zoológico desde la partida del Profesor Noel Kempff Mercado hasta ahora ha sido una serie de tropiezos de una mala gestión tras otra y no ha tenido un manejo adecuado.

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Después de la promulgación de la ley municipal para el traslado del zoológico en 2015, la Fundación Noel Kempff Mercado entregó al municipio un informe detallado con un diagnóstico y propuestas técnicas a tener en cuenta para el manejo del centro de custodia. Este informe fue desarrollado por técnicos especialistas en distintos temas de manejo de fauna silvestre. El municipio no respondió y hasta el momento no se tiene información acerca de que el documento hubiese sido tomado en cuenta para las propuestas de reubicación del recinto.

¿Cuál es la importancia de la conservación del jaguar en su ecosistema?-

Planteo esta pregunta al Dr. Gerardo Ceballos, director del Laboratorio de Ecología y Conservación de Fauna Silvestre de la Universidad Nacional Autónoma de México y presidente de la Alianza Nacional para la Conservación del Jaguar en México.

Es importante enfatizar que el jaguar es una de las especies de vida silvestre y deben importar todas. Debemos entender que los seres humanos recibimos lo que se llaman servicios ambientales que son los beneficios que obtenemos gratis del buen funcionamiento de la naturaleza, como la combinación de los gases de la atmosfera, la calidad del agua disponible, la fertilización de todos los suelos del planeta, evitar catástrofes, el combate contra el cambio climático global, lograr detener desastres naturales, enfermedades emergentes como el Zika. Todo esto depende de que haya un buen funcionamiento de la naturaleza que depende de todas las plantas y animales silvestres y en ese sentido especies como el jaguar juegan un papel más fuerte de lo que esperarías en relación a su abundancia, porque son especies clave o especies dominantes que resultan fundamentales para estos servicios ambientales. Si seguimos perdiendo especies como el jaguar y otras más lo que podría pasar es que se pierde la capacidad de los ecosistemas para mantener la vida y eso es lo que estamos viendo, estamos enfrentándonos a que exista un gran colapso de la civilización.
Evidentemente la misma problemática que preocupaba al Profesor Noel Kempff en los años 70’s es la misma que preocupa al Dr. Ceballos en la actualidad y la que debería preocuparnos a todos.

Santa Cruz, febrero del 2016

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Los medios de comunicación nuevamente sorprenden a la ciudad de los anillos con la noticia de un jaguar rondando en una zona cercana a la urbe. Las autoridades intentan capturar al jaguar con vida y la historia recuerda a Tesoro.

Hemos informado que el zoológico actualmente no cuenta con espacio para albergar de manera definitiva a un jaguar. Lo que sí, ponemos a disposición nuestra área de cuarentena para una disposición temporal – comenta el Ing. Ruiz y sus palabras recuerdan a las de Laurinavicius el 2002.
En esta ocasión las autoridades esperan poder realizar una traslocación exitosa de este individuo. Esperemos pues que no sufra la misma suerte que el jaguar Tesoro quien en su encierro nos remonta a la creencia de los mayas, puesto que ahí en esa pequeña jaula ¿a qué mundo termina perteneciendo, al de los vivos o al de los muertos?

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Firma-Doly Leytón