Rubén Santuarian, arquitecto uruguayo, lleva más de diez años en la creación de piezas de arte con materiales reciclables. “Trashformers”, su última colección, es una serie que quiere graficar la identidad de un futuro desde la reconstrucción de la vida, la renovación de la identidad y el mejoramiento del medio ambiente.


Cecilia Requena Gallo

Desechos electrónicos, parlantes, equipos de audio, celulares, elementos metálicos, circuitos integrados internos de alguna computadora, leds, mallas metálicas, tubos, y hasta ventiladores cobran vida con los “Trashformers”, la más reciente colección de Rubén Santurian, un arquitecto uruguayo que lleva más de 10 años creando piezas de arte con materiales reciclados. Las enormes e imponentes figuras son una invitación a las miradas detallistas y creativas, por la infinidad de materiales que las componen, pero ante todo, “Trashformers” es un llamado a la reflexión.

Rubén Santurian es un arquitecto uruguayo que lleva más de 10 años creando piezas de arte con materiales reciclados.
Rubén Santurian es un arquitecto uruguayo que lleva más de 10 años creando piezas de arte con materiales reciclados.

“Cada materia perdida puede reciclarse en sí misma, cada identidad perdida puede volver a dar vida”, manifiesta Santurian en torno a esta nueva creación. Y es que en la obra del artista nada queda fuera: tarjetas de crédito, tapas de botellas, jeringas, plásticos, pedazos de acrílico, juguetes, alambres, clavos, caños y piezas de plomería, son parte de los materiales con las que va creando no sólo las figuras sino también la identidad de cada obra.

Es de esta manera en la colección Trashformers se pueden encontrar piezas como “Venus”, una visión particular del artista de la diosa romana del amor, la belleza y la fertilidad; “Heliman”, que con su impresionantes tres metros de altura, un ventilador a modo de aspas de helicóptero y los brazos extendidos al cielo parece listo para levantar vuelo; o finalmente “Marcus Aurelius”, una figura elaborada con hierros de obra, metal de automóviles y residuos urbanos, y que se destaca por las luces que parecen darle vida. “Cuando se apaga la luz, se enciende… ¡Marcus Aurelius!”, describe el artista.

Una obra que nace en respuesta a la cultura del “usar y tirar”

Para Santuarian es difícil definir el momento en que nació en sus pensamientos la idea de usar materiales reciclados para obras de arte, pero sí logra identificar un primer hecho que terminó dándole un giro a su trabajo.

venus01“Fue a comienzos del 2000, en Argentina, era un domingo haciendo un clásico asado. Para encender el fuego fui hasta el negocio de ‘Don Julio’, a una cuadra de mi casa del barrio de Núñez Núñez, y le pedí una caja de madera de esas en las que se transporta la lechuga u otras verduras o frutas que se desechan. Con los pedazos del cajón de madera y papel de diario armé una fogata para encender el carbón y la leña y así hacer el asado. Y mientras tanto me preguntaba una y otra vez, ¿cuántos años tarda en crecer un árbol para luego convertirse en un cajón de transporte de verduras desechable? Cuánta vida desaprovechada, cuánta energía desperdiciada”, relata.

Ese momento, sumado a la experiencia de ver la preocupante proliferación de residuos en Sudamerica, y luego en Estados Unidos, lugares donde vivió, y la falta de políticas claras sobre este tema, marcaron una línea de acción en su trabajo como artista. Desde entonces se apropió de una “estética de lo descartable” que ha dado lugar a una extensa producción de pinturas, murales y objetos que han sido expuestos en varias exhibiciones.

Los temas inherentes a la arquitectura, problemas urbanos, la densidad, la saturación de las infraestructuras, la polución, y la energía perdida en la producción de residuos, inspiran la creación de sus obras. Por eso es importante para este artista que cada pieza sea una manifestación del pensamiento, una manera de expresar ideología y así contribuir a reflexionar sobre los conflictos sociales.

Embotellamiento blanco

“Hay quienes leen el mensaje que quiero expresar como una fuerte crítica a la desaprensión humana de pensar en los otros. Hay quienes lo ven como un juego, como una pieza de diversión o entretenimiento. Están los que leen la problemática ecológica o la exacerbación del mundo en desarrollo permanente. Los que lo ven como un arte muy cruel, muy descarnado. Y los que se motivan para tratar de hacer algo similar, viéndolo como al alcance de su mano. Todos son importantes para mí”, asegura el artista.

Sin duda, el trabajo de Santurian invita a a jugar, a reflexionar, a germinar formas de resistencia para que lo inservible tenga un sentido. Se trata de un pensamiento en construcción, una militancia que insiste en una búsqueda continua de conciencia ambiental.

 

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